jueves, 18 de abril de 2013

Reflexiones de un bonito Jueves Santo


Por fin llegó el día, pasó el Jueves Santo, pero no pasó en vano, en él se recuerdan muchísimos momentos, marchas, chicótas, levantás, dedicatorias, compañías etc lo que viene siendo una estación de penitencia bastante satisfactoria.

Todo comenzó sobre las 16:30 de la tarde en la Iglesia de San Cristóbal, cuando allí ya estaban los primeros costaleros, nerviosos mirando al cielo, algunos incluso rezaban sin parar para que este año, Pasión y Estrella, volvieran a esas calles de Granada que los dos últimos años habían sido arrebatadas por causa de la lluvia. El tiempo parecía que iba a respetar, pero viendo los últimos años, ningún costalero podía estar tranquilo, la tensión e ilusión se notaba en cada rostro de cada uno de los hermanos de la cofradía. No podía faltar el café de la cuadrilla de la Estrella para hacer piña y unión antes del esfuerzo realizado con el mayor de los gustos.

Por fin dieron las cinco, todos los costaleros estábamos allí citados, en la placeta de san Cristóbal, inquietos, muchos costaleros seguían mirando al cielo, pidiéndole a Ella, que por favor este año respetara el tiempo, entre tanto nerviosismo, un costalero de la cuadrilla de María Santísima de la Estrella, nos dijo a un grupo que estábamos hablando sobre dicho tema, "Si Ella (María Santísima de la Estrella) quiere, saldremos, todo está a su voluntad, no estéis nerviosos" y con una sonrisa entre abierta se puso a fajarse con el grupo. Llego el capataz con sus auxiliares y el segundo (se estrenaba este año, estaba incluso más nervioso que muchos costaleros) se dirigió  a nosotros y nos dispusimos a fajarnos antes de las últimas instrucciones y de entregar los trabajos de este año. A eso de las seis menos cuarto, ya estaban los trabajos repartidos, los costaleros dispuestos a sacar a sus titulares a la calle. Ya no había duda, este año si salíamos a la calle.

Con el corazón en un puño, nos sentimos cuando la Junta de Gobierno se reunió para decidir sobre la puesta en la calle de la Hermandad. Alegría acto seguido cuando comunicaron que este año después de dos sin poder salir a Granada, íbamos a salir a la calle.

La alegría se apoderó de todos costaleros, hermanos, capataces, acólitos...

Todos sabíamos que era un día especial, no era un Jueves Santo cualquiera, era nuestro Jueves Santo, el que llevábamos esperando durante dos años seguidos. Después de eso, solo quedaba disfrutar de nuestros titulares en la calle y rezar como nosotros, los costaleros, sabemos rezarles a ELLOS

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